Un article paru dans la newsletter de Tods qui pourra intéresser les " hispanophones" du forum :
Riojanos que triunfan en Toro
Amaya Cervera
La familia Eguren, una de las sagas vinícolas más brillantes de nuestro país, acaba de recibir “La Estrella TodoVino” por el increíble trabajo realizado en apenas 10 años en su bodega de Toro con los vinos Numanthia y Termanthia. Ahora su historia de amor con la zona continúa con la creación de una segunda bodega.
Hasta hace poco, Rioja ganaba en el cómputo de bodegas de la familia por cuatro a uno, aunque en los próximos meses la balanza se equilibrará cuando Dominio de Eguren, la sociedad que hasta ahora sólo englobaba vinos de mesa y de la tierra, concluya la edificación de una nueva bodega en la que se elaborarán tintos con Denominación de Origen Toro y que previsiblemente contará con capacidad para cerca de 250.000 litros.
Las cifras no son demasiado espectaculares, pero tampoco puede decirse que los Eguren hayan crecido apresuradamente o que vayan buscando el volumen. Marcos, artífice del milagro enológico que supone el importante puñado de vinos top que firma la familia (este año, sin ir más lejos, cuatro de los 23 “tres lacres” de La Guía TodoVino), reconoce abiertamente su debilidad por las cosas pequeñas.
Marcos (en primer término) y Miguel Ángel Eguren
Dejando de lado Sierra Cantabria, germen del grupo en Rioja (700.000 botellas), y la bodega de elaboración de vinos de mesa y de la tierra situada en Laguardia, que con 1.200.000 botellas de producción anual puede considerarse de tamaño medio-grande, las cifras son casi artesanales: 84.000 botellas Numanthia Termes (Toro), 50.000 Señorío de San Vicente (Rioja) y 53.000 Viñedos de Páganos (también en Rioja).
La nueva bodega de Toro está situada en Valdefinjas, el mismo municipio donde se alza Numanthia Termes, y ya hay vino dentro: el de la cosecha 2007 que se ha podido elaborar en unas instalaciones aún en proceso de construcción.
Mientras se especula para su primera etiqueta con un nombre de resonancias taurinas que haga honor al abuelo de la saga, los Eguren no quieren hablar más de la cuenta. Ahora es el momento de tomar decisiones sobre el o los futuros vinos que saldrán de esta nueva bodega totalmente independiente de Numanthia y que cuenta con su propio viñedo. Casi 100 hectáreas, la mayoría plantadas desde el año 2000, que incluyen no obstante un porcentaje nada desdeñable de cepas viejas que, según palabras de Marcos Eguren, “son de calidad equiparable a las de Numanthia”.
Así es la Bodega Numanthia Termes
Es posible que, vista desde fuera, la estrategia de expansión que practican los Eguren basada en la creación de nuevos vinos a partir de nuevos viñedos que se elaboran en nuevas bodegas no inspire la más mínima envidia financiera, pero lo cierto es que no es posible entender a esta familia sin experimentar antes su pasión por la viña. Es, por otro lado, uno de los motivos que permiten explicar por qué renuncian a hacer crecer a una firma de superéxito como es Numanthia Termes y prefieren crear una bodega diferente para trabajar con los viñedos que han ido adquiriendo en los últimos años en Toro.
“La diferencia más importante –insiste Marcos Eguren– es que nosotros somos agricultores. La mayor parte del trabajo está en conocer la tierra, saber cómo se cultiva y respetar el medio. Y lo más importante para mí es transmitir y respetar la identidad de cada zona”.
Quizás por eso su hermano Miguel Ángel, el otro pilar del grupo, pero en este caso al frente de la gestión, dijo al recoger “La Estrella TodoVino” hace unos días en el transcurso de una cena benéfica celebrada en el Museo Nacional del Prado que “la familia Eguren tiene raíces y allí donde vamos y cultivamos el viñedo intentamos respetar estas raíces”.
Depurado diseño en imagen y etiquetas
De los vinos de mesa a los grandes vinos
No deja de ser paradójico que Numanthia Termes, la bodega que más éxitos y alegrías internacionales está dando en los últimos tiempos a los Eguren quede algo lejos de sus raíces riojanas. El conocimiento de la zona de Toro por parte de la familia viene de su negocio de vinos de mesa y de la tierra que incluye marcas correctas y de buena relación calidad-precio como Códice o Protocolo.
La búsqueda de materia prima para estos vinos les permitió descubrir con cierta anticipación el potencial de Toro. Y beneficiarse de las ventajas que ofrecía la zona frente a una Rioja con pocos secretos y en la que la compra de viñedo resultaba muy complicada, tanto por los elevados precios como por la atomización de unas propiedades que se transmiten de generación en generación.
“En Toro aún es relativamente fácil adquirir viñedos –afirma Marcos Eguren–, incluso de más de 100 años”. Y hay más ventajas: “El factor climático tiene menos incidencia que en Rioja; hay una regularidad mayor y la calidad es realmente importante. Además sus vinos tienen una aceptación importante en el mercado”.
Cepas centenarias del viñedo Teso Los Carriles
Le preguntamos también a Marcos cómo su familia ha conseguido ser prácticamente la única influencia llegada de fuera de Castilla y León capaz no sólo de interpretar con acierto la personalidad de los tintos de Toro, sino de convertirse en líder y modelo para el conjunto de la denominación. La respuesta nuevamente tiene que ver con el compromiso con el viñedo. “Y además trabajar bien: realizar la poda correctamente, no utilizar productos químicos, que haya un seguimiento diario del ciclo vegetativo, una producción equilibrada con el ecosistema y una buena selección en vendimia”.
¿Hay una “receta Eguren”? “Si la hubiera –afirma Marcos convencido–, cualquiera podría utilizarla. No hay receta ni creo en lo que se llama “vino de autor”. Cada uno de nuestros vinos tiene una personalidad marcada y definida fruto de un trabajo exhaustivo en el viñedo para realizar luego distintas vinificaciones. Para mí sólo hay vinos de viñedos específicos”.
Hablando de viñedos, la auténtica joya de la corona es Teso Los Carriles: 4,8 hectáreas de cepas retorcidas y centenarias con 140 años de historia, supervivientes de la filoxera y de los azotes climáticos del último siglo. “Uno se queda boquiabierto”, dice Marcos Eguren: “¿Cómo es posible que un viñedo haya podido aguantar tanto tiempo?”.
Aquí nace uno de los mejores tintos de España, con una personalidad arrebatadora que va seduciendo paladares a su paso. Desde su primera cosecha 2001 para nosotros es uno de los grandes de España, merecedor hasta la fecha de “tres lacres” en todas sus añadas. Internacionalmente ha pasado por la puerta grande hace unos meses con los 100 puntos que le otorgó la muy influyente publicación norteamericana The Wine Advocate. En su añada 2005, la última catada por el equipo de TodoVino y que aparece reseñada en La Guía 2008, lo que más nos sorprendió, junto a la gran intensidad de fruta que ofrece, es una acidez increíble (y perfectamente integrada) teniendo en cuenta la zona de origen que le da una frescura inusitada y una nada desdeñable capacidad para aguantar el paso del tiempo.
En ello influye probablemente su ubicación en una ladera a casi 900 metros de altitud, muy aireada y que siempre sale indemne de las temibles heladas. Y si tomamos como referencia la sorprendente cata vertical que realizamos recientemente de su compañero de bodega, Numanthia, más opulento e inmediato, podríamos estar ante un muy serio tinto de guarda y para coleccionistas.
Su elaboración, por otro lado, no es sólo meticulosa sino exquisita. Es uno de los pocos tintos de España en los que se realiza el despalillado grano a grano con objeto de que todas las uvas que vayan a los depósitos se encuentren en perfecto estado. Y la fermentación se realiza en tinos pequeños de madera con un seguimiento extremo para que la extracción sea lo más suave y delicada posible.
El precio, naturalmente, es acorde con este proceso y con una producción anual de apenas 4.000 botellas. Para quien no llegue a los 130 € aproximadamente que cuesta la botella (de imagen cuidada e impactante y peso más que notable), Numanthia es una expresión más asequible y totalmente fidedigna –en cierto modo también más representativa– de los tintos modernos de Toro.
En este segundo tinto de imagen también perfecta y botella igualmente pesada se funde la expresión de cuatro viñedos (Los Ruales, Camino del Pinar, El Pinarico y La Jara) de cepas muy viejas (entre 70 y 100 años) plantadas en pie franco. La cosecha 2005 que acaba de salir al mercado es “de libro”: potente, envolvente, con poderío alcohólico y taninos deliciosamente maduros. La fruta, en el clímax de la madurez, se expresa con agradables notas licorosas, recuerdos de ciruela y brandy con pasas. Para nosotros es otro “tres lacres”. La ventaja: su mayor disponibilidad (40.000 botellas) aunque la demanda es muy importante y, sobre todo, los aproximadamente 32 € que cuesta y que resultan bastante más razonables para los bolsillos de los aficionados.
Toro en su máxima expresión es una caja de sorpresas. Es cierto que la región de los tintos recios y alcohólicos ha encontrado por fin su lugar en unos tiempos en los que se valora el color, la fruta a raudales y la concentración. En la época de las maduraciones polifenólicas en las que hay que pagar el peaje de un grado alcohólico algo más elevado, nadie se asusta ya de los 14 grados que necesitan sus tintos para expresarse en toda su plenitud. Y los Eguren, junto a algunos otros brillantes elaboradores de Castilla y León, han demostrado que ese poderío no es incompatible con la elegancia.
Todo el equipo que está detrás del grupo Eguren
Lo que saldrá de su nueva bodega de Valdefinjas sigue siendo una incógnita al día de hoy. Sólo sabemos que Marcos Eguren no ha podido resistirse a vinificar por separado las uvas procedentes de sus viñedos más viejos con unos resultados bastante más que prometedores.
Pero tanto si toman el camino de un tinto de alta calidad y personalidad en la estela del Numanthia como si apuestan por la relación calidad-precio en la línea del Termes, un tercer vino desconocido en España porque se comercializa íntegramente en Estados Unidos, no debería preocuparnos el resultado.
Una de las frases más maravillosas que hemos oído sobre un respetado cocinero era la recomendación de tomar con los ojos cerrados cualquier cosa que pusiera en el plato. Trasladándola al mundo del vino, podríamos decir lo mismo de los vinos de la familia Eguren que llegan a nuestra copa.
Fecha de publicación: 27 de noviembre de 2007